Dicen
que en toda familia hay una oveja negra y es extraño llegar a pensar que uno
mismo podría ser la persona que ocupa ese lugar; pero es lo primero que se me
vino a la mente cuando me enfrenté a la tarea de escribir el retrato de una
persona que admire, quien haya influido para que yo tomara la decisión de dedicarme a la música. ¿Por qué lo pensé? Pues porque haciendo un
recorrido por mi pequeña familia paterna de 1 tía, 2 primos y sus hijos; y mi
extensa familia materna que suma aproximadamente 256 personas, no existe ningún
músico; es decir, nunca tuve un familiar cercano que se dedicara a la música o
que por lo menos tocara algún instrumento, a quien yo pudiera poner de ejemplo
a seguir, o que me antojara de querer imitarlo, o por lo menos, de ser ese tío
cheverón que me dijera “mira que ser músico es muy bacano”. Tampoco he sido superfan de algún músico al que yo tenga como ídolo al cual seguirle los pasos en este arte. Por esa razón, no
tengo a alguien que específicamente haya influido en mí para tomar la decisión
de ser músico. Sin embargo, las dos personas que más admiro son mi mamá y
Lucía, mi hermana mayor; quienes son las dos personas que más han influido en
mi vida; así que para este ejercicio he decidido hablar de la segunda.
Lucía
es una mujer blanca de 1.70 m de estatura, ojos negros, cabello negro ondulado,
delgada y siempre se destacó por ser bonita; heredó de mi mamá un carácter
fuerte y la vocación de servir y ayudar a su familia en todo momento, aunque
sus métodos y formas de manifestarlo difieren entre ellas. Ella por ser la
mayor de 3 hermanos, asumió esa responsabilidad tácita de cuidarnos desde
pequeños, a mi hermana Silvia y a mí, que soy el menor.
Cuando
mis padres se divorciaron y mi mamá salió de aquel pequeño pueblo vallecaucano
para buscar un mejor futuro en Cali, lo primero que hizo fue buscar la mejor
universidad para Lucía; le dijeron que era la Javeriana y, a pesar de ser la
más costosa, hizo lo imposible para que estudiara allí a pesar de la difícil
situación económica en la que habíamos llegado a esta capital. No obstante,
Lucía asumió la responsabilidad de su carrera y lo primero que hizo fue
conseguir una amiga que la pudiera llevar a la universidad, dado que no había
dinero para el transporte. Eso da cuenta de su personalidad, que siempre
encuentra la manera de salirse con la suya, de manera legal y sin abusar de los
demás. Esto es algo que ella repite casi como un mantra “yo soy capaz de lograr
todo, hasta lo imposible”; y, efectivamente, lo ha hecho, desde que estaba en
quinto semestre empezó a trabajar en empresas grandes y multinacionales como
ingeniera industrial, siendo aún una estudiante. Eso gracias a su empuje,
tenacidad y buenas relaciones interpersonales. Pronto escaló en su carrera
profesional y asumió el liderazgo económico de la familia, cuando le dijo un
día a mi mamá “usted se sacrificó bastante por nosotros tres, ahora es momento
de que descanse”. A partir de ese momento ella se convirtió en la cabeza del
hogar, siendo determinantes sus opiniones a la hora de nosotros tomar
decisiones.
Por
eso, cuando me gradué del colegio, ella influyó en que yo tomara la decisión de
estudiar ingeniería industrial como ella, porque, pese a mí aptitudes musicales
y mi deseo de estudiar música, las tres mujeres de mi familia nuclear habían
llegado a la conclusión de que debía estudiar una carrera para no morirme de
hambre. Para ella siempre ha sido importante el dinero, por eso luchó muy duro
para conseguirlo y quería que yo heredará esa mentalidad.
Su
pensamiento espiritual me parece algo incomprensible, pues ella declara que no
es religiosa; pero siempre le pide a mi mamá, quién es muy católica, que la
incluya en sus oraciones para conseguir los favores de Dios que necesita en ese
momento. Asimismo, ha intentado llevar a misa a su hija Eleni, tratando de que
inculcarle alguna religión, pero mi sobrina se ha declarado abiertamente atea;
lo cual hace que Lucía se moleste y se queje. En la vida de mi hermana han
existido algunos episodios en los que ha acudido también a otras creencias
espirituales para resolver sus problemas, como las brujas o el reiki, lo cual
es bastante contradictorio.
Finalmente, puedo decir que mi hermana influyó en que
yo tomara la decisión de abandonar mi trabajo como ingeniero industrial para
dedicarme de lleno al arte, cuando ella en una conversación importante conmigo me
dijo que me veía aburrido y triste en mi profesión y debería dedicarme a la que
ha sido mi pasión desde niño. De eso ya han pasado 10 años en que vivo de lleno
haciendo música y teatro; pero, curiosamente, fueron mi novia y la cantante de
mi banda, quienes influyeron en mí para estudiar música en el IPC.
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