viernes, 27 de enero de 2023

Cuento "De Fibras y Otras Hebras"

 Mirando el baúl de los recuerdos me encontré un cuento que escribí en 1996 llamado "De fibras y otras hebras", con el que me gané un concurso de literatura nacional juvenil y luego fué publicado en la Revista Camaleón (de la Fundación FES y la Fundación Restrepo Barco). Aquí se los comparto...





domingo, 2 de octubre de 2022

El sueño musical que Jairo Varela interrumpió

Cada que cumplo años se me vienen a la cabeza algunos recuerdos de mi vida. Hoy les voy a compartir la historia de esta grabación.
Corría el año 1995, vivía en Capri y tenía como vecino a Mario Hernandez. Nos juntábamos a diario en la piscina de su unidad a cantar canciones de Caifanes y Sui Generis con nuestras guitarras acústicas.

Un día cualquiera se nos acercó un man que caminaba por la unidad y se quedó escuchándonos, luego nos dijo que era sobrino de Jairo Varela (no recuerdo su nombre) y que le gustaba mucho cómo cantábamos, nos preguntó si teníamos banda y canciones inéditas porque le gustaría grabarnos en Estudios Niche. Para Mario y yo, que estábamos novatos, esa propuesta fue el sueño anhelado de todo músico, pero no teníamos banda. Así que nos pusimos en la tarea de buscar músicos.

En ese momento yo era bajista del grupo de rock de la universidad y lo que hice fue preguntarle al guitarrista Jaime Rios Quintero si quería ser parte de la banda. Él nos ofreció además a unos músicos con los que venía ensayando en otro grupo. Eran Andres Felipe Bravo Naranjo en el teclado y Franco Arzayús en la batería.

Estuvimos un par de meses ensayando y montando 3 canciones que era lo que nos había pedido el sobrino Varela. Cuando ya las tuvimos listas en diciembre llegó el día soñado, llevamos nuestros instrumentos a Estudios Niche un día viernes porque el lunes empezaríamos a grabar.
Cuando llegamos al estudio el lunes no había nadie, estuvimos esperando 2 horas en la calle pero nunca apareció el productor. Buscamos un teléfono público para llamar al man (porque en esa época los celulares solo existían en las películas), no hubo respuesta. Nos fuimos para la casa y lo seguimos buscando el resto de la semana... nunca contestó.
Esa misma semana salió en las noticias el gran titular "Jairo Varela va a la cárcel". El estudio Niche fue confiscado y nosotros temimos por el destino de nuestros instrumentos. Afortunadamente logramos rescatarlos, pero hasta allí llegó nuestro primer sueño de grabación.
Nunca le pusimos nombre a esa banda, pero aquí les comparto una grabación de uno de los ensayos que hacíamos en una taberna del papá de Jaime que se llamaba "Status", que quedaba sobre la calle 5 cerca del hospital Club Noel. https://youtu.be/OO7jPHHugMI. Unos pocos días después del incidente, hicimos un único concierto en el mismo bar, con el cual le hicimos la despedida a este efímero proyecto.
Seis años después grabé la canción para mi proyecto en solitario llamado "K". https://youtu.be/_9rTpnRxNDE
¿Cuál versión les gusta más?

jueves, 1 de noviembre de 2018

Nunca es tarde para estudiar


Conocí al IPC hace aproximadamente 8 años cuando Julián Londoño, uno de mis mejores amigos quien es músico, me invitó a ver un concierto de una orquesta de salsa de uno de sus amigos, llamada “N & Y Orquesta”, en la sede San Fernando del IPC que era la que albergaba la Escuela de Música. El lugar del concierto era un patio interior estrecho en donde era difícil acomodarse para ver tranquilamente el concierto; la orquesta era buena y, aparentemente, la mayoría de los músicos habían estudiado allí mismo, lo cual daba cuenta de la buena formación de la institución. Sin embargo, yo había escuchado nombrar al IPC mucho tiempo atrás y, sinceramente, la palabra “Popular” que tiene su nombre, me había hecho siempre percibir con desdén al Instituto pues, sin investigar nada al respecto, me transmitía la percepción de que era una escuela de música de garaje como las cientos que hay por toda la ciudad, en donde la educación sería mediocre.

Pero al pasar de los años volví a relacionarme con estudiantes del IPC; esta vez con Kathryn, la bajista de mi banda "Kolectivo K", quien estaba estudiando allí en el momento en que ingresó a la banda. Aunque el instrumento que ella había escogido era la voz, ella también se ofreció como bajista, lo cual hizo que me decidiera por meterla a la banda. La cuestión es que después de 2 años de tenerla en la agrupación, y habiéndose graduado ya del IPC, me parecía que su nivel musical no era bueno, y eso me hizo nuevamente tener una percepción negativa del Instituto.

En diciembre de 2016 Andrea, la cantante de mi banda, nos contó que se había inscrito al IPC porque uno de sus hermanos estaba estudiando guitarra y decía que el nivel había subido mucho. Ese día yo estaba con mi novia, quien también se llama Andrea, escuchando complacidamente que ella hubiera decidido estudiar para poder adquirir conocimientos del folclor colombiano, para aportarlos en la música de "Kolectivo K", que tiene como elemento fundamental la música folclórica del país. En enero de 2017, mi novia me alentó a inscribirme también en el IPC, ya que la única educación musical que yo había tenido habían sido 2 semestres de Prebásico en Univalle unos 10 años atrás, que ya había olvidado por completo. Gracias a ella me decidí y no le conté a mi familia hasta que ya empecé a estudiar.

La prueba de admisión fue mucho más difícil de lo que esperaba, con un primer filtro auditivo dónde teníamos que escuchar unos audios y decir si las melodías eran iguales, si subían, si bajaban, si los ritmos se repetían...  Ese día me encontré con varios músicos que conozco en el medio, y fue sólo allí donde pensé que si esas personas querían estudiar allí es porque realmente el nivel había mejorado. Algunas de esas personas no pasaron la primera prueba, y ese fue el momento en el que me convencí de que era el lugar adecuado para estudiar a mis 40 años de edad.

La segunda prueba fue aún más difícil y para mi sorpresa me la hizo Nabil, el director musical de la orquesta "N & Y" que vi por primera vez en el IPC. Casualmente, él había sido mi alumno en una clase de Negocio de la Música que yo doy en una academia de producción musical, y me saludó amablemente. Me hizo la prueba que consistía en cantar el himno nacional en cualquier tonalidad, repetir una melodía y, por último, repetir un ritmo con las palmas. Yo salí muy asustado de esa prueba y pensé que no iba a pasar; cuando publicaron la lista quedé entre los últimos puestos de puntaje; fue una sorpresa porque por poco quedo por fuera de los 60 admitidos entre los 230 inscritos inicialmente. Nunca me imaginaría que al final del primer semestre mi promedio sería el más alto de la escuela y, que por esa razón, resultaría ganándome la única beca que otorgan para estudiantes de música, y mucho menos imaginaría que sucedería lo mismo en segundo semestre.

Admiración musical


Dicen que en toda familia hay una oveja negra y es extraño llegar a pensar que uno mismo podría ser la persona que ocupa ese lugar; pero es lo primero que se me vino a la mente cuando me enfrenté a la tarea de escribir el retrato de una persona que admire, quien haya influido para que yo tomara la decisión de dedicarme a la música. ¿Por qué lo pensé? Pues porque haciendo un recorrido por mi pequeña familia paterna de 1 tía, 2 primos y sus hijos; y mi extensa familia materna que suma aproximadamente 256 personas, no existe ningún músico; es decir, nunca tuve un familiar cercano que se dedicara a la música o que por lo menos tocara algún instrumento, a quien yo pudiera poner de ejemplo a seguir, o que me antojara de querer imitarlo, o por lo menos, de ser ese tío cheverón que me dijera “mira que ser músico es muy bacano”. Tampoco he sido superfan de algún músico al que yo tenga como ídolo al cual seguirle los pasos en este arte. Por esa razón, no tengo a alguien que específicamente haya influido en mí para tomar la decisión de ser músico. Sin embargo, las dos personas que más admiro son mi mamá y Lucía, mi hermana mayor; quienes son las dos personas que más han influido en mi vida; así que para este ejercicio he decidido hablar de la segunda.

Lucía es una mujer blanca de 1.70 m de estatura, ojos negros, cabello negro ondulado, delgada y siempre se destacó por ser bonita; heredó de mi mamá un carácter fuerte y la vocación de servir y ayudar a su familia en todo momento, aunque sus métodos y formas de manifestarlo difieren entre ellas. Ella por ser la mayor de 3 hermanos, asumió esa responsabilidad tácita de cuidarnos desde pequeños, a mi hermana Silvia y a mí, que soy el menor.

Cuando mis padres se divorciaron y mi mamá salió de aquel pequeño pueblo vallecaucano para buscar un mejor futuro en Cali, lo primero que hizo fue buscar la mejor universidad para Lucía; le dijeron que era la Javeriana y, a pesar de ser la más costosa, hizo lo imposible para que estudiara allí a pesar de la difícil situación económica en la que habíamos llegado a esta capital. No obstante, Lucía asumió la responsabilidad de su carrera y lo primero que hizo fue conseguir una amiga que la pudiera llevar a la universidad, dado que no había dinero para el transporte. Eso da cuenta de su personalidad, que siempre encuentra la manera de salirse con la suya, de manera legal y sin abusar de los demás. Esto es algo que ella repite casi como un mantra “yo soy capaz de lograr todo, hasta lo imposible”; y, efectivamente, lo ha hecho, desde que estaba en quinto semestre empezó a trabajar en empresas grandes y multinacionales como ingeniera industrial, siendo aún una estudiante. Eso gracias a su empuje, tenacidad y buenas relaciones interpersonales. Pronto escaló en su carrera profesional y asumió el liderazgo económico de la familia, cuando le dijo un día a mi mamá “usted se sacrificó bastante por nosotros tres, ahora es momento de que descanse”. A partir de ese momento ella se convirtió en la cabeza del hogar, siendo determinantes sus opiniones a la hora de nosotros tomar decisiones.

Por eso, cuando me gradué del colegio, ella influyó en que yo tomara la decisión de estudiar ingeniería industrial como ella, porque, pese a mí aptitudes musicales y mi deseo de estudiar música, las tres mujeres de mi familia nuclear habían llegado a la conclusión de que debía estudiar una carrera para no morirme de hambre. Para ella siempre ha sido importante el dinero, por eso luchó muy duro para conseguirlo y quería que yo heredará esa mentalidad.

Su pensamiento espiritual me parece algo incomprensible, pues ella declara que no es religiosa; pero siempre le pide a mi mamá, quién es muy católica, que la incluya en sus oraciones para conseguir los favores de Dios que necesita en ese momento. Asimismo, ha intentado llevar a misa a su hija Eleni, tratando de que inculcarle alguna religión, pero mi sobrina se ha declarado abiertamente atea; lo cual hace que Lucía se moleste y se queje. En la vida de mi hermana han existido algunos episodios en los que ha acudido también a otras creencias espirituales para resolver sus problemas, como las brujas o el reiki, lo cual es bastante contradictorio. 

Finalmente, puedo decir que mi hermana influyó en que yo tomara la decisión de abandonar mi trabajo como ingeniero industrial para dedicarme de lleno al arte, cuando ella en una conversación importante conmigo me dijo que me veía aburrido y triste en mi profesión y debería dedicarme a la que ha sido mi pasión desde niño. De eso ya han pasado 10 años en que vivo de lleno haciendo música y teatro; pero, curiosamente, fueron mi novia y la cantante de mi banda, quienes influyeron en mí para estudiar música en el IPC.

lunes, 9 de enero de 2017

Aprendiendo guitarra

Los vecinos del apartamento 501 Bloque C de la Unidad Residencial Aranjuez ya habían tenido que soportar durante varios años el juego rockstar de unos niños que hacían bulla todo el día con palos, libros, loncheras, jarrones metálicos, ventiladores dañados, ganchos de ropa, varillas de metal, reglas de plástico, directorio telefónico, cajas de cartón, sillas y cuanto objeto cotidiano pudiera percutirse que no perteneciera a mi mamá para no enojarla (por eso estaba excluido cualquier cubierto, olla y objeto de la cocina).

En algunas de las grabaciones rudimentarias que hicimos con mi equipo de sonido quedó plasmado algún tipo de alharido de mi mamá o mis hermanas cuando llegaban al límite de tolerancia de escuchar esa serie de sonidos de percusión caóticos que llenaban los pasillos del apartamento para que detuvieramos esa orgía de ruido insoportable, pues aquel juego que había empezado sólo con Andrés Mejía y yo, ya había adquirido nuevos estruendosos miembros:  Andrés Espinoza, Alex Londoño con su hermano Julián, Alejandro Correa y Camilo Patiño. Curiosamente los 3 primeros se infectaron de ese virus de la música que es crónico y  no tiene vacuna, y siguieron vinculados a la música hasta su adultez.

Unos años después cuando nos habíamos cambiado al apartamento 302 del mismo bloque, 2 pisos más abajo, tuve la fortuna de tener de vecino a Alex Londoño del 301, quien se convirtió al poco tiempo en mi mejor amigo y complice de estos juegos musicales que ya empezaban a requerir de nuevos sonidos, ojalá unos más ordenados. Primero intentamos agregarle dos instrumentos de viento: la flauta dulce que todos teníamos porque nos obligaban en las clases de música de nuestros colegios (pero que nunca aprendimos a tocar) y un pito espantasuegras.

Fabián, el tío de Alex, tenía una guitarra acústica en su apartamento lo cual sería perfecto para empezar a introducir instrumentos "de verdad" a nuestras canciones, así que empezamos a sonar esas cuerdas dentro de nuestras sesiones de grabación sin saber como se afinaban, sin saber un sólo acorde, simplemente dejándonos llevar por lo que ese cuerpo de madera nos inspirara.

Lo primero que hicimos fue usar la guitarra como un instrumento de percusión más, golpeando sus cuerdas con una varilla sacada de un paraguas que desbaratamos, en algunos breves momentos de una canción cantada por Andrés Mejía que hablaba de un extraterrestre:



Luego vino un experimento instrumental en el que Alex intentó tocar con sus dedos cualquier posición que cayera en la guitarra y que por momentos suena coherente, mientras Andrés improvisaba "free-jazzísticamente" golpeando diferentes objetos mientras yo hacía una base de bombo (directorio telefónico), redoblante (jarrón de metal) y un pito espantasuegras como tema melódico que le daba el título a la canción "tututiru":




Después de otros cuantos experimentos grabados, llegamos a una canción con un contenido social que sería perfecto para el momento actual de Colombia y el premio Nóbel de la Paz de Santos. En el minuto 3:35  hay un sólo de guitarra de Alex que nos sorprendió por su virtuosismo sin saber nada de guitarra:




En los meses siguientes apareció en la Unidad un personaje llamado Jeison, quien fue apodado "el costeño" por obvias razones, quien para nuestra fortuna sabía tocar en su guitarra varias canciones incompletas de Guns n' Roses que era la banda de rock más pegada de la época y que próximamente daría aquel histórico concierto en Bogotá en aquel noviembre lluvioso de 1992. Habernos hecho amigos de él fue el paso que necesitabamos para aprender a tocar, así que logramos aprender unos cuantos acordes, aquellos con los cuales poder tocar parte de "Knocking on Heaven's Door" y "Don't Cry".  Logramos incluso que el Costeño nos prestara su guitarra para poder practicar sin tener que hacerlo de manera clandestina con la del tío de Alex que no se la prestaba fácilmente.

Con esos cuantos acordes G, D, C, E, Em, A, Am y la proeza de lograr hacer mis primeros acordes con cejilla como el primer F, no pude resistir ese impulso que me llevaba a crear cosas a partir de mis aficiones. No quería seguir tocando las únicas 2 canciones que me sabía incompletas. Así que decidí componer algo tratando de utilizar todos los acordes que me sabía en una sola canción. Era mi primera aproximación a componer una melodía real que estuviera dentro de unos acordes reales, así que el resultado fue algo muy sencillo, pero para que no se me olvidara dicha melodía escribí una letra con lo primero que se me viniera a la cabeza. Cuando miré alrededor en la habitación ví el desodorante Balance Ultrasec que usaba alguna de mis hermanas y allí apareció la temática: un romance que se vuelve imposible por el mal olor axilar del ser amado. Esta vez me dí a la tarea de no improvisar una letra como lo haciamos anteriormente, sino sentarme a escribirla con lápiz y papel. La única grabación casera que había de esa canción se perdió en un cassette que desapareció varios años después cuando creamos una banda llamada Zenda Primitiva en las manos de Andrés Roncancio que había ingresado como bajista. Por esa razón, tuve que volver a grabarla hoy para presentárselas:



martes, 24 de noviembre de 2015

Mi primera canción

Corría el año 1988 cuando se publicó un disco en vinilo que cambiaría mi vida y la de varios de mis amigos para siempre, se trataba del álbum Llena tu cabeza de rock en español 88.

En años anteriores se habían publicado varios "llena tu cabeza de rock", que recopilaban lo mejor del rock en inglés de cada año, era algo como el "14 cañonazos" pero del rock.  Sin embargo, ninguno de ellos tuvo un impacto tan grande como éste, pues por primera vez en Colombia esa música, que ya existía desde décadas atrás en nuestro país, alcanzaba una difusión exitosa y comercial tal como había sucedido en Argentina desde la época de los inicios de Spinetta o Charly García en los años 60's.

Fue un impacto muy fuerte para aquellos niños prepubertos de la Unidad Residencial Aranjuez, poder cantar y entender la letra de una música diferente a la de nuestros padres, no más música de plancha, no más boleros, no más salsa.  Esta era la música que necesitabamos para reivindicar nuestra identidad como generación rebelde que quiere desapegarse del yugo mater-paternal, que quiere establecer su propio discurso, en donde las barreras del idioma eran derrumbadas y se podía hablar de lo que se quisiera, sin límites morales.

Varios de mis amigos compraron dicho vinilo y nos pasabamos horas escuchándolo una y otra vez, aprendiéndonos sus letras y esperábamos con ansias los días sábados a las 8 A.M. para encender la radio en el dial de la emisora Caracol Estéreo que pasaba un programa radial que tenía un I.D. que cantaba "radioactividad, actividad radiaaal".  Particularmente Andrés Mejía y yo empezamos a competir para ver quien lograba coleccionar la mayor cantidad posible de canciones de rock en español provenientes de dicha emisora grabadas en nuestras caseteras; pero también de otras fuentes sonoras, comprando vinilos y cassettes o pidiéndolos prestados. Era una obsesión y un duelo a muerte.

Pero aquellos niños inquietos no nos limitamos a simplemente cantar lo que nos llegaba del exterior, a acumularlos en las cajas llenas de cassettes o a competir por quien era capaz de aprenderse de primero la letra de "El IVA hecho fácil" de La Trinca, "Mi abuela" de Wilfred y la Ganga, o "Come mierda" de la Polla Records, sin quererlo un día cualquiera empezó un juego que logró desafiar nuestra creatividad.

Andrés Mejía era socio del Club Farallones de Cali y uno de nuestros planes regulares de los domingos era que me invitara a pasar juntos el día allá, como un par de mejores amigos. Usualmente lo que hacíamos era meternos a la piscina, comer, caminar por las canchas de tenis y de vez en cuando intentar jugar golf. Pero un día Andrés llevó en su maletín un par de baquetas que él usaba porque pertenecía a la banda marcial del colegio Pio XII y eso ahuyentó nuestras ganas de piscinear porque lo que hicimos fue treparnos a un árbol y buscar las ramas mas fuertes que encontraramos para fabricarme un par de baquetas para mí y así pudieramos estar en igualdad de condiciones.  Luego descubrimos la fascinante acústica de las canchas de raquetball, nos pasamos toda la tarde encerrados en las canchas golpeando el suelo y las paredes, creando ritmos, reproduciendo los de la banda marcial, hasta que llegara alguien que fuera de verdad a jugar con sus raquetas y nos ibamos para otra cancha. 

Allí fue donde la magia ocurrió, empezamos a improvisar nuevas canciones emulando aquel rock en español que corría por nuestros cerebros y en medio de aquel éxtasis creativo llegó una idea brutal por parte de Andrés: "si yo fuera rico lo daría todo a las mujeres". De inmediato corrimos a buscar un papelito donde anotar la genial letra producto de aquella inspiración repentina, antes de que se nos olvidara.

Apenas llegamos de nuevo a nuestra Unidad le dije a Andrés "¡tenemos que grabar esas canciones!, utilicemos el micrófono estéreo marca Sony que tiene mi equipo de sonido Akai, ese mismo en el que grabamos nuestras parodias de los noticieros en años anteriores".  Así fue como fuimos corriendo a mi casa y preparamos todo el arsenal de instrumentos para grabar aquello que había sucedido en el Club: las baquetas reales de Andrés, las baquetas artesanales de Julián, un libro viejo para hacer "el bombo", una regla de plástico para que al golpearla diera unos brillos que emularan un hi-hat y un gancho de ropa que serviría como piaña para sostener el micrófono mientas tocamos.

Todo estuvo listo, conectado y seteado. Faltaba tener una excusa para que la grabación fuera un juego, así que decidí que debiamos crear una especie de introducción de un locutor que copiara a la única emisora de rock que existía en aquella época en Cali, la 96.5 FM Todelar Stereo y así fue como grabamos nuestra primera canción que se llamó "estrella de luz" de la cuál lo único que recuerdo era el coro que decía:

-Julián: "Estrella de luz".
-Andrés: "¡ayúdame!".
-Julián: "estrella de luz".
-Andrés: "¡ilumíname!".

La canción nos pareció muy trascendental y poco divertida, así que procedimos a borrarla, grabando encima una nueva canción llamada "No me vuelvan a invitar".  Cabe aclarar que todo esto se grabó improvisando, ya que la única letra que habíamos escrito de verdad fue la del papelito en el Club.

Esta es la canción:





Quedamos felices con el resultado, así que era el momento preciso para grabar la canción que sería el éxito de la Feria: "Si yo fuera rico", una clara influencia de Los Hombres G.




En esa misma noche le siguieron otras canciones que se grababan y se anunciaban como si fueran de una banda diferente.


- Come y te sentirás mejor (influencia de la Polla Records)






- El Pie (queriamos algo medio Toreros Muertos o La Trinca)



A partir de ese día creamos un nuevo juego de niños al que después empezamos a invitar al resto de nuestros amigos, el juego se llamaba "vamos a grabar donde Julián" y las reglas eran simples:

1. Agarra cualquier objeto que suene.
2. Elije el nombre de tu canción.
3. Improvisa la letra.






jueves, 14 de mayo de 2015

Una canción póstuma

El 25 de marzo de 2015 la muerte finalmente entra y se lleva a mi hermana Silvia, después de 8 meses de lucha contra un cáncer que empezó en las cuerdas vocales cuando fue diagnosticado en agosto de 2014 casi por accidente, cuando le quisieron hacer un procedimiento para ensancharle la laringe para solucionar un problema que llevaba varios meses al ingerir los alimentos pues cada que lo hacía se le iba parte de ella a sus pulmones, lo cual al parecer le había ocasionado un enfisema pulmonar, ya que no se supone que la comida se dirija al sistema respiratorio.

Lo que se hace un poco indignante es que ella llevaba 2 años comiendo únicamente comidas líquidas porque tenía problemas para masticar y deglutir sólidos.  Lo médicos a los que ella acudió durante esos años le decían que el problema era consecuencia de la radioterapia que le hicieron en 1998 cuando tuvo cáncer por primera vez en su lengua, pero a ninguno de esos médicos se le ocurrió pensar que después de 14 años habría la posibilidad de que la enfermedad hubiera aparecido nuevamente cerca a la zona inicial y nunca le mandaron a hacer una laringoscopia o algún otro examen que pudiera confirmarlo. Lo único que hicieron en durante ese tiempo fue hacerle fisioterapias para tragar, sin ningún resultado favorable.

Ninguno de nosotros, excepto al parecer Silvia, esperaba la noticia de la reaparición del cáncer y la reacción fue desoladora para nuestra familia, principalmente cuando ella nos comunicó su decisión de que no quería volver a hacerse algún tratamiento, que su experiencia previa con la quimio y radioterapia habia sido traumática para ella y que prefería dejarle todo en manos de Dios para que le hiciera una curación milagrosa y sobrenatural. Lo único que aceptó hacerse fue dejarse poner una sonda en el estómago para alimentarse, ya que el hecho de que gran parte de su comida se fuera para los pulmones había hecho que bajara mucho de peso.

De esa manera se acogió al servicio de Hospice (hospicio) que en Estados Unidos consiste en realizar cuidados paliativos para acompañar a la persona en sus últimos días hacia la muerte. Estuvo un poco mas de 1 semana en dicho servicio hasta que, tal vez pensando en sus 3 hijos, tomó la decisión de realizarse algún tratamiento diferente a los que usó 16 años atrás, tal vez una cirugía o algún procedimiento alternativo. Encontró entonces una clínica en Phoenix (Arizona) donde de manera ambulatoria le aplicarían algunas medicinas durante 1 mes y posteriormente visitas regulares de 1 semana durante 1 año.

Cuando regresó a su hogar en Miami, se sentía mejor, más vital, hasta el punto de pensar que podría volver a sus actividades diarias habituales, pero después de 2 semanas recayó, volvió a sentir dificultad para respirar y para tragar. Entonces volvió 1 vez más a Phoenix, pero finalmente decidió no seguir, pues alejarse recurrentemente de sus hijos y la logística que suponía estar viajando para ese tratamiento la desmotivaron.  Así que encontró otro tratamiento alternativo ambulatorio en Suiza basado en fortalecer el sistema inmunológico, en el que prometen que después de la primera semana los tumores que ellos han tratado reducen en un 75%.

Entonces viajó con su hijo mayor para que la acompañara en el proceso, pero después de la primera semana el resultado fue nulo, ni aumentó, ni disminuyó el tumor. Al contrario sus episodios de asfixia nocturna aumentaron al punto que tuvieron que correr una noche a la sala de emergencia de un hopital donde le dijeron que la mejor solución para esas crisis era hacerle una traqueostomía.

Silvia temía mucho la traqueostomía, pues perdería el habla y además, como ella decía un poco en broma, quedaría respirando como Darth Vader.  Entonces, el día que se la iban a hacer en Suiza ella desistió y prefirió correr el riesgo de viajar de nuevo a Estados Unidos con el peligro de asfixiarse en el avión.

Finalmente, llegó a Nueva York en diciembre de 2014, en donde se internó en un hospital que tiene la reputación de ser el mejor en tratamiento de cáncer en todo el país, pero cuando una institución o un médico tienen tanta fama, asimismo tienen mucha demanda y la cita con el médico que la evaluaría no se dio hasta finales de enero, lo cual para una enfermedad como el cáncer es un desastre pues el reloj de la muerte marcha a toda velocidad si no se atiende rápido.

Lo único que pudieron hacer de manera celérica fue la traqueostomía que ella tanto temía y que le causó gran depresión pues finalmente quedó silente.  Es irónico pensarlo ya que precisamente era su voz su arma principal para enfrentarse al mundo, ella no dudaba en usar sus palabras para golpear con ellas ya que su frágil físico no le permitía hacerlo y, tal vez, esa manera de utilizarlas fue la que se manifestó de alguna manera en el lugar donde aparecíó su cáncer, en la lengua en 1998 y en las cuerdas vocales en 2014.

Cuando los médicos finalmente la pudieron ver para determinar si le harían una cirugía para extraer el tumor y una posterior reconstrucción, ella estaba pesando aproximadamente 45 kg, parecía estar con caquexia y el médico principal no quería realizarla, pero un colega suyo que se hizo muy buen amigo de mi familia durante esos días logró convencerlo de que podrían hacerle la cirugía si subía de peso. Entonces durante 3 semanas se dedicaron a alimentarla hasta por las venas y lograron que subiera hasta 49kg, pero para ese momento el tumor ya se le extendía por la laringe, la tráquea, la faringe y la base de la lengua y era muy "duro". En ese momento la declararon desahuciada y la remitieron nuevamente al servicio de Hospice, pero esta vez mucho más cerca de la muerte, con un cáncer avanzado, caquexia y 2 semanas pronosticadas de vida.

Ella lo único que quería antes de morir era poder ver a sus hijos para despedirse, pero su esposo Jason que nunca tuvo una buena relación con mi familia, no quiso viajar con sus hijos hasta NY, razón por la que mi familia tuvo que costear un avión-ambulancia que la pudiera llevar a Miami para poder cumplir su última voluntad.

Sus últimos días fueron una montaña rusa de esperanzas y desesperanzas, tristezas y pequeñas alegrías, fe y escepticismo, ansiedad y calma, fortaleza y debilidad. Por un carril que parece interminable, no sabes en que momento terminará el viaje para bajarte del carrito y comprar el tiquete para la siguiente montaña. Se acude a todo tipo de posibles soluciones fuera del sistema convencional de salud que ya se dio por vencido: grupos de oración, profetas, reiki, cannabis, yoga, alcalinización de la dieta, aloe y la esperanza en Dios que nunca desapareció en Silvia, aunque sí en mi mamá. 

Cada mínimo avance hacía que volviera la esperanza, la fé, pero al día siguiente verla de nuevo mal y escribiendo en el pequeño tablero que usaba para comunicarse "me quiero morir hoy" hacía que nuevamente desfallecieramos.  Mi hermana Lucía la acompañó día y noche durante más de un mes en la casa y luego en el hospital de donde la querían expulsar, pues Silvia nunca cumplió con las predicciones médicas de la fecha de su muerte. Los médicos son presionados todos los días a justificar el por qué un paciente es mantenido en un hospital con el objetivo de sanarlo, pero si no se puede justificar por tratarse de una enfermedad crónica o terminal, entonces los seguros dejan de pagarle al hospital y a los médicos. Por eso, casos como los de mi hermana son una pesadilla para el bolsillo de los hospitales y todos los días "sugieren" que se vaya para un hospicio a morir.

Luego llegó el círculo vicioso: La morfina calma el dolor pero causa estreñimiento, el estreñimiento causa perdida de apetito, la pérdida de apetito causa perdida de peso que a su vez causa debilidad y la debilidad causa dolor. Era impresionante ver que una persona pudiera seguir viva siendo unicamente piel y huesos (estimo que llegó a pesar unos 30kg), sin levantarse de la cama, haciendo sus necesidades encima porque no tenía fuerzas ni para ponerle un recipiente por debajo, viendo como el tumor le llegó hasta la lengua lo cual hizo que le creciera tanto que no le permitía cerrar su boca ni retener la saliva o los mocos que le escurrían por la nariz, la boca y el tubo de la traqueostomía de manera interminable las 24 horas del día y sintiendo el olor de la necrosis de su cuerpo por toda la habitación.

Cuando yo me despedí de ella 5 días antes de su muerte pues debía regresar a Colombia, su estado era casi de inconciencia por la cantidad de morfina que le daban, sin embargo, logré que despertará un poco y me apretó la mano mientras le decía unas últimas palabras mientras iba cayendo nuevamente en el sueño.

La madrugada del 25 de marzo a las 4:00 a.m.  Lucía me llamó a darme la noticia de su muerte y lo primero que hice fue tomar mi guitarra y dejar que mis manos la recorrieran sin pensar, únicamente dejando que ese sentimiento se tradujera a través de mis dedos en notas que expresaran lo que sentía por dentro.  Días después le pedí a mi mamá y a mi hermana que me escribieran cosas que quisieran decir de Silvia, y le pedí a mi sobrino mayor que me diera una copia del discurso que leyó el día de su funeral en Miami.  Con todas esas palabras escribí la letra de esta canción que expresa lo que fue una mujer, hija, hermana y madre que finalmente se convirtió en una mariposa que bate sus alas en otro plano.

Mi hermana fue un ejemplo de fortaleza, siempre admiraré su capacidad para enfrentar los tantos obstáculos que tuvo en una vida difícil, con episodios extremos que contaré posteriormente.